No amigues no se espanten, estas historias siempre tienen que ver con Viajes, buenos eventos y diversión; pero seguro pusieron la misma cara que yo cuando me dijeron como le decían a nuestro conductor estrella, sí, Satanás, quien nos llevo a un destino que parecería estar más lejos de Chilangolandia, pero los kilómetros son perfectos para llegar a él.
A veces cuando nos mencionan las playas del Golfo, y sin demeritar que cada Estado en México tiene lugares hermosos, es una realidad que no nos imaginamos arena fina, colores en gama de la laguna de Bacalar y un mar transparente porque sólo los visualizamos como exclusivos de la Zona Maya; pero ésto también podemos encontrarlo en el bello Estado de Veracruz. Comienzo por contarles que aunque iban dos de mis amigos, el hecho ellos ir con pareja, me hizo regresar a mi mood viajera de #solotraveler que también me encanta, porque cuando eso se junta con un grupo de viajeros que vibran chill, y un destino como éste, del cual les contaré más, se transformó en un fin de semana, de dónde regresé con una sonrisa y pilas recargadas.
El Destino es Isla de Lobos y Playa Tamiahua. Un destino poco conocido afortunadamente, ya que muchas agencias aún no lo tienen en la mira, y esto le da un toque paradisiaco y privado. Una Isla protegida por la CONANP y los mismo lugareños, donde además de poder estar en la parte de la Isla, tuve una sorpresa enorme al decirme que antes de asolearme con #agusticidad bajo una palmera o disfrutar de su agua blanca con fondo en tres colores tipo Bacalar, iba a realizar snorkel arriba de un arrecife, donde hay un barco de más de 100 años de bajo, y el resto desecho y casi desaparecido de otros más, y donde vimos diferentes especies de peces, e incluso pequeñas medusas no cerca de la superficie.
No sé cuanto tiempo fue porque estuve maravillada nadando y explorando casi de proa a popa, o lo que parecía así, aún del barco, para después decirnos que era hora de adentrarnos a la isla. Aunque el tiempo de estancia puede depender de la cantidad de botes que lleguen, no le quita nada de lo a gusto y divertido que se ésta, insisto la compañía y la actitud, componentes clave. Nos compartieron bebida y un tamal de pescado, que nos dijeron a veces se cambia por algún otro snack y que acompañan perfecto a la playa cristalina y las palmeras donde uno se echa bajo el sol. Regresamos por la tarde acompañados de Delfines, demasiados, y Peces Voladores, bueno planeadores, pero parecen aves que sobrevuelan el mar, para pasar la noche en el poblado de Tamiahua y para cenar, una tarde tranquila y divertida con comida a lado de la alberca, Ceviche cortesía del hotel y la Agencia, amigos, música y relax después del día en la playa y la nadada del snorkel.
Sólo para continuar al día siguiente con otro día igual, pero ahora en las playas del pueblo, dónde mis expectativas fueron superadas al mil, al encontrarme otra playa veracruzana con más arena casi blanca y fina, donde amé jugar con mis pies, mucho Sol, un mezcal invitado por un par que ahora serán seguro de mis compañeros de viajes próximos, un mar con oleaje tranquilo y donde puedes caminar uno 20 metros y el agua no te llega a la mitad del cuerpo, bueno al menos que seas un hobbit como yo, pero que igual disfrutas demasiado sin sentir peligro, y así luego regresar a las palapas donde antes de ir al mar pediste un rico coctel de camarón, unos camarones a la diabla, pescado u ostiones, acompañados de una super cerveza, una piña colada o hasta un coco.
Un destino perfecto donde #vamosapasarlabien sin dudas, y porque seguro regresaré en Noviembre que estaremos nuevamente aquí. No se olviden de estar pendientes en nuestras redes sociales y activar las campanitas de notificación.
Por: Su Estevez
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